Los restos que se pueden observar de esta zona pública son los de la cimentación de un edificio monumental de grandes dimensiones que podría ser un podium (o plataforma que lo realza), formado por una escalinata creada para salvar el desnivel existente entre la zona amesetada y la parte más elevada del cerro.
Delante de esta cimentación se hallaron basas de columnas, que podrían haber servido de base de un pórtico columnado.
En esta zona pública se pudo verificar la existencia de una habitación pavimentada con mosaico que tal vez se realizó entre la segunda mitad del siglo II y la primera mitad del III. Este representaba un motivo de laberinto enmarcado por una muralla, con el que se buscaba proteger al edificio de los maleficios.
La última fase del yacimiento es la correspondiente al periodo del Bajo Imperio, donde se han recuperado cerámicas de terra sigillata hispánica tardía y vidrios datados entre el siglo III y el siglo V d. C., tras lo cual se observa la decadencia y abandono de este emplazamiento.