Desconocemos la existencia de algún estudio determinante respecto al sentido de la existencia de los numerosos nichos, que se sitúan en muchos de estos eremitorios de época visigoda, para poder afirmar su significado.
Hay que tener en cuenta que el rito litúrgico hispanovisigodo difiere del romano, que se implantó a partir del siglo XI, por lo que estas hornacinas podrían formar parte de dicha liturgia visigoda.
En el caso de que así fuese, estos nichos suelen presentar una forma estrecha en anchura y alargada en altura que se remata con arco de medio punto en la parte superior, de estructura similar a una hornacina, edículo o altarcillo.
Tanto si estas hornacinas representasen para los eremitas altares en su estado actual, o bien si encajasen en su interior algún tipo de escultura (formando así una placa-nicho), podríamos interpretar el motivo de su existencia como altares-nicho. En cambio, para algunos estudiosos, estas hornacinas podrían haber sido utilizadas como credencias o para uso de lucernas de iluminación.
Los nichos en época visigoda eran concebidos como el elemento de la arquitectura religiosa para significar el espacio más sagrado, y desde el punto de vista simbólico sugerían la idea de triunfo y comunión mística con Cristo.
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Se muestra a continuación un mosaico con diversas fotos correspondientes a otros eremitorios existentes en territorio hispánico, entre los cientos de ellos ubicados en la geografía peninsular y establecidos entre los siglos VI y X, bien de origen visigodo o creados a partir de la repoblación cristiana de cada región de manera similar a lo que acontecía en las tierras conquenses, en especial en la comarca alcarreña.