De su antigua fortaleza solo queda el triste y sencillo legado de un pequeño vestigio de un Torreón, que era de mampostería, aunque ahora está enfoscado.
Constituía su planta un recinto rectangular de traza sencilla y sobria, pudiéndose todavía observarse parte de un semioculto muro y restos de la destruida atalaya.
A mediados del siglo XIX se realizó en la provincia de Cuenca la construcción de una serie de Torres fortificadas, con el fin de albergar los aparatos de Telegrafía Óptica, como red de comunicación rápida que en este caso formaba parte de la línea establecida entre Madrid y Valencia.
La Peña de Moya, donde se asienta el conjunto urbano medieval de Moya, está orientada sensiblemente de norte a sur, en una longitud de unos 100 m., quedando arriba una meseta bastante plana, asiento de la ciudad abandonada; su ladera occidental es muy escarpada y no necesitó muralla por su natural inexpugnabilidad, mientras que su ladera oriental es mucho más suave y por eso fue dotada de muralla doble, con amplio camino de ronda entre ambas.
A mediados del siglo XIX se realizó en la provincia de Cuenca la construcción de una serie de Torres fortificadas, con el fin de albergar los aparatos de Telegrafía Óptica, como red de comunicación rápida que en este caso formaba parte de la línea establecida entre Madrid y Valencia.
En el cerro de San Cristóbal, a cuya falda se sitúa la población, se levantan las ruinas del antiguo Castillo de Pajarón, siendo su parte más visible un Torreón.
Lejos de la población, sobre un promontorio en el llamado despoblado de la Fuente del Pez se encuentran los restos de un a Torre a la que se le denomina Castillo de San Miguel.
Alto Torreón situado en una de las partes más altas del pueblo, dominando un valle, dentro del casco antiguo del mismo y frente a la iglesia parroquial.