En el segundo cuerpo del retablo se hallan otras tres pinturas, con la representación del Entierro de Jesús en el centro, donde tras la figura yacente del cuerpo de Jesús situado en primer plano aparecen la Virgen, María Magdalena, María de Santiago y María Salomé, arrodilladas a los pies de Cristo, y a su cabecera, a la derecha de la Virgen, las de San Juan, Nicodemo y José de Arimatea.
A los lados y entre pilastras, con adornos de mascarones y grutescos están representadas las figuras sedentes de los Evangelistas San Juan y San Lucas con sus correspondientes símbolos.
En el montante del retablo, con arco de medio punto cortado por el recuadro central algo más elevado, se advierten ya los elementos propios de un primitivo barroquismo, con cuatro flameros que sirven de encuadre a las dos figuras laterales de los Evangelistas San Marcos y San Mateo, y la copia de la pintura del martirio de San Serapio cuyo original está descrito en el apartado (12) de esta Catedral.
Se cierra en su parte superior dicho montante, en su recuadro central, con el escudo de armas de los Mendoza.