El arte en Cuenca

Logotipo

Valeria.- Yacimiento (1)

Valeria

Vista del Foro romano antes de la última restauración.

Valeria, que conserva el topónimo que hace referencia a su fundador, el pretor Valerio Flaco hacia el año 90 a.C., es otra de las tres ciudades romanas con las que cuenta la provincia de Cuenca.

Tras la toma de la anterior población celtíbera, la primitiva Althea de los Olcades, se realizaron diversas estructuras públicas, construyéndose posteriormente, sobre el 50 a.C., un foro con doble pórtico.  Pero fue en época del emperador Augusto (que gobernó entre el 27 a.C. y el 14 d.C.) cuando se construyó el definitivo foro sobre el anterior.

 

 

 

Vista del Foro de Valeria tras la última restauración, en la que se ha construido sobre las Cisternas un bloque que impide su contemplación desde la parte superior.

Con la promoción de la ciudad por Augusto, se construyó ese otro foro sobre el anterior citado, elevando una plataforma artificial soportada sobre criptopórticos, ocultándose bajo el mismo las Cisternas de abastecimiento de agua a la ciudad.

Este segundo foro, que fue comenzado por Tiberio y concluido en época de Claudio, mantuvo su cometido hasta comienzos del s. V, en que fue convertido en viviendas privadas.

Tras la desaparición del estado romano, Valeria mantuvo en época visigoda su importancia como obispado y capital administrativa del antiguo territorio convertido ahora en demarcación cristiana.

Vista aérea del Foro con las edificaciones en torno a él.

Valeria alcanzó su máximo explendor entre los siglos I y II d.C.

Vemos que en torno al Foro, como centro administrativo, político y religioso de la ciudad romana, se encuentran sus edificios emblemáticos, como la Basílica, la Curia, las Cisternas, etc., y sobre todo en el caso de Valeria, de gran importancia su magnífico Ninfeo.

La Basílica

Era el lugar en el que se administraba justicia y se hacían negocios, se exponían las leyes, los pesos y medidas de la ciudad, e incluso contaba con un lugar dedicado al culto del emperador.

 

En el suelo de la actual excavación de la Basílica se puede observar los restos de la primera basílica correspondiente al primer foro de época tardorrepublicana, que cuentan con sillares de pequeños tamaño.

La Basílica tenía una nave central rectangular con un techo más alto, que contaría con ventanas para la iluminación del conjunto,  y una nave perimetral a menor altura.

Estaría decorada con mármoles, inscripciones y esculturas (una cabeza de bronce de Marte se conserva en el Museo de Cuenca).

Fue abandonada y arrasada en el Bajo Imperio y convertida en solar de viviendas privadas.

Tabernae Foro republicano

Entre la Basílica y las Cisternas se encuentran los muro de estas "Tabernae", establecimientos comerciales en dependencias de casas que se abrían al foro

La Curia

Al oeste de la Basílica, y de la misma anchura que ésta, se encuentra un espacio rectangular formado por dos naves, en las que sobre ellas y al mismo nivel de la basílica se encontraba el edificio que corresponden a la Curia, lugar donde se reunía el senado municipal.

Era un espacio diáfano, generalmente rodeado de bancos de madera en los que se sentaban los asistentes a las sesiones.

 

La Curia se abría a la Basílica, que se encuentra al lado de ella, y juntas formaban el centro político y administrativo de la ciudad y su territorio.

La Exedra

La zona excavada muestra los restos de una construcción en la que se han encontrado 8 habitaciones, que en sus muros se inscribe una exedra semicircular de 20,40 m. de diámetro.

El acceso al edificio absidiado se realizaba desde la plaza del foro, donde se situaba el pórtico de entrada.

Su construcción se fecha en época del emperador Tiberio, y por los hallazgos documentados durante su excavación, el edificio debía estar dedicado al culto imperial.

En esta imagen se puede observar el semicírculo de la exedra, que cuenta con 20,40 m. de diámetro.

Decumeno

En la denominada Zona sur del foro se encuentra el Decumanus Maximus, la calle principal de las que recorrían la ciudad en sentido Este-Oeste, y que se dirigía de la Hoz del rio Gritos hacia la hoz del Zahorra.

En esta zona, el decumano contaba con una anchura de diez metros, y aunque en época republicana su suelo lo conformaba la roca, posteriormente fue empedrado y sus aceras enlosadas.

En su momento se encontraba la calle a la misma altura que el de las tabernae, pudiendo acceder a ellas pero no entrar al foro por encontrarse  a más altura que la calle y sobre las tabernas.

Las Cisternas

Antes de cubrirlas, este es el panorama de las cisternas, ejemplo modélico de la construcción hidraúlica romana, que en su momento histórico estaban ocultas bajo el foro, bajo la plaza que recrea la cubierta actual.

Las Cisternas actualmente.

Los muros de Las Cisternas están hechos de opus caementicium, un hormigón compuesto de arena, cal y piedra, que en este caso es de cantos rodados.

Para su construcción se dispuso un encofrado de madera que luego se rellenó de este hormigón.

Una vez fraguado, se dio a las paredes una ligera lechada de cal que, una vez seca, fue picada. Sobre ella, se dio otra lechada en la que se incrustaron grandes fragmentos cerámicos y, posteriormente, se dieron capas sucesivas de opus signinum, un mortero de cal con cerámica molida que impermeabilizó los muros totalmente. El suelo, que está realizado del mismo modo, tiene una moldura de cuarto de caña en la juntura con la pared.

Con unas medidas por depósito de 22 m.de largo, por 3 de ancho y 4 de alto, la capacidad total de la infraestructura está en torno a los 1.500 metros cúbicos.

Las cisternas estaban cubiertas por bóvedas de medio cañón realizadas con piedra toba.

La construcción de los depósitos se fecha en la primera mitad del siglo I.

Los vanos de ochenta centímetros de ancho que guardan la parte central de los muros, servían para el paso de los operarios que se ocupaban del mantenimiento de la infraestructura, a la vez que para sanear el agua.

Unos agujeros que se encuentran a ras de suelo, en los extremos más alejados de los muros, comunicaban los depósitos entre sí, permitiendo una mejor salida del agua y facilitando su limpieza.

En la imagen se aprecia una parte del muro de las cisternas realizado en opus caementicium, las lechadas y el mortero de cal con cerámica molida para su impermeabilización.

El agua se distribuía por medio de tuberías de plomo a través de una galería en el depósito norte, y del mismo modo estaban realizadas las conducciones que surten estos depósitos, a donde llegan tras atravesar la basílica.

Latitud: 39° 48' 30.9096" N
Longitud: 2° 9' 0.4464" W

El Arte en Cuenca - Nota legal

Página web por Hazhistoria