En este conjunto escultórico, a la figura de Cristo muerto en la cruz se la representa mediante tipología del románico ya tardío, ya que no acusa el hieratismo y rigidez característicos de las primeras representaciones románicas, sino que muestra ligeras flexiones en la cabeza, codos, cintura y pies, apareciendo crucificado con cuatro clavos, uno para cada extremidad.
Las características de su representación son: cabeza ladeada hacia hombro derecho, leve desviación en la cintura desde donde sus piernas flexionan a la altura de las rodillas, encontrándose tapado con un lienzo de pureza " perizonium" anudado en el centro de la cintura, los pies separados y ladeados hacia su derecha que quedan sujetos por clavos.
En cuanto a la madera, en el cruce de los dos tablones que forman el crucifijo se encuentra potenzado el mismo mediante ensanchamiento también de maderas que forman un cuadrado, teniendo los brazos de la cruz ampliaciones en forma elíptica, quedando rematada en los ápices de sus cuatro brazos con talla lobulada en forma de flor de lis, añadiéndose con posterioridad en su base un ángel.