Construida en mampostería de piedra bruta y con sillares en las esquinas, en la actualidad ha desaparecido todo el muro sur pero permanecen en pie, aunque en muy mal estado, el muro norte, el del oeste y parte del ábside.
Con lo que resta se puede observar la estructura y planta románica de la ermita, de una sola nave, presbiterio, ábside semicircular y sacristía adosada al mediodía a la que se accedía desde el presbiterio.
Con los datos aportados por la documentación que se conserva de este templo sabemos que al interior se cubría mediante una techumbre de madera o artesonado, aunque desconocemos si éste revestía toda la cabecera o solo la capilla mayor (usualmente en la arquitectura románica se cubrían con bóveda de cañón en el presbiterio y de cuarto de esfera o de horno en el ábside).
Contaba originalmente la iglesia con una espadaña alzada sobre el muro de poniente que a comienzos del siglo XVII presentaba ruina. Por ello en el año 1625 se decide construir en el interior del templo, aprovechando los muros del ángulo suroeste, una torre de planta cuadrada con dos huecos para campanas. Y en la misma fecha se establece crear una capilla en el lado opuesto de la torre, en el ángulo noroeste, debajo de la tribuna.