Se trata de un techo rectangular plano o plafón soportado por un friso o arrocabe que circunda todo su perímetro por encima del otro friso citado anteriormente. Unas vigas o jácenas que unen los dos lados estrechos de la techumbre rectangular también refuerzan el soporte de este techo de madera.
Estas vigas dividen el espacio de la techumbre en siete tramos en los que cada uno cuenta con tres calles donde las laterales ofrecen una decoración similar entre ellas y diferentes a la central.
En cada uno de los tramos laterales hay nueve recuadros cajeados cuya tablazón se decora mediante labor de menado con chillas octogonales y alfardones con perfil de arco mixtilíneo, salvo en los centrales que son únicamente de chillas. Estas chillas decoran su centro con flores amarillas de ocho pétalos, y los alfardones con otras de cuatro, del mismo color amarillo.
En los tramos centrales las tablazones de cada tramo se ornamentan con una labor de menado de grandes estrellas formadas por la representación de una flor abierta cuyo centro o receptáculo es una chilla con ocho pétalos amarillos con botón central rodeada de otros de color azul, del que salen ocho grandes y lanceolados pétalos calados que forman dichas estrellas.
El calado de estos grandes pétalos están creados por unas formas tetralobuladas, y en las esquinas de estos recuadros centrales los calados lo forman unas hojas trilobuladas.
De estas siete grandes estrellas de ocho puntas u hojas, que decoran los tramos centrales, tan solo de la del medio pende un adorno en forma de florón de color verde, ornamento pinjante propio del mudéjar.
El color de fondo de todas estas tablazones, tanto en los espacios de la calle central como en los alfardones y chillas, es igualmente bermellón.